martes, 9 de marzo de 2010

Para Erica, estas son sus cuatro palabras:

suspiro, aeropuerto, tormenta, escalofrío

Me llamo Lara. Me gustan las tormentas de verano y los colores fríos, en especial el azul. De pequeña quería ser profesora, pero he acabado opositando para administrativa en el ayuntamiento. Me encanta la galleta de los helados de cucurucho pero no soporto la carne roja. Soy la pequeña de tres hermanos pero siempre fui la mayor de mi clase, capricornio por excelencia. Suspiro demasiado y es algo que la gente no entiende y acostumbran a preguntarme qué me pasa. N-A-D-A. Prefiero la noche al día y creo que la cerveza fría debería ser considerada patrimonio de la humanidad.

Me llamo David. Me gustan las ciudades grandes y los libros de bolsillo. De pequeño quería ser mayor, ahora quisiera ser pequeño. Me encanta viajar en avión pero no soporto los aeropuertos. Soy hijo único y en mi casa siempre me tocaba a mi poner y quitar la mesa. No creo en los horóscopos pero siempre me ha hecho gracia leer cómo va a ser la semana para un aries como yo. Canto en la ducha y nunca he ido a un gimnasio. Prefiero el frío al calor y creo que la cerveza fría debería ser considerada patrimonio de la humanidad.

He conocido a un chico en un bar.

He conocido a una chica en un bar.

Se llama David. Vive en Barcelona y me ha dejado un libro de Benedetti que llevaba encima. Es un poco crío para la edad que tiene, pero me gusta su punto infantil. Acababa de llegar de Bangkok y después de hacer escala en cinco aeropuertos estaba en el bar intentando superar el jet lag. No tiene hermanos, o eso me ha dicho antes de llevarse cinco vasos en una mano hacia la barra. Es aries pero no lo parece, deberé preguntarle su ascendente. Tiene la voz grave y no le vendría mal algo de ejercicio para poner los hombros rectos. Sus manos estaban heladas. Me gusta.

Se llama Lara. Al salir del bar estaba lloviendo, se ha puesto a correr debajo de la lluvia y su camiseta azul ha quedado empapada. Trabaja cerca de Plaça Sant Jaume y me ha contado mil rincones del barrio gótico, desde la heladería Belgious hasta el restaurante vegetariano La Cerería. Tiene dos hermanos mayores, quizás por eso aparenta más edad de la que tiene. Se ha pasado la noche suspirando pero no me he atrevido a preguntarle si le pasaba algo. Parecía no querer acabar la noche nunca. Me gusta.

Lara tiene un escalofrío y piensa: “Tenemos mucho en común.”

David tiene un escalofrío y piensa: “ Tenemos mucho en común.”

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